Ninoska
De Ninoska se ha dicho con acierto que "sus cuadros son un estallido cromático que choca frontalmente con la tibieza de color a la que estamos acostumbrados, desafiando a la Naturaleza como si fuera más importante que ella, porque Ninoska pinta para sentir y siente para pintar". Estas palabras de Pilar Ferrer en torno a una de sus más recientes exposiciones pueden servir de síntesis a una pintura que va más allá del impresionismo originario pasa por el deslumbrante mundo del "fauvismo" y se acerca a la expresión personal.
Ninoska de Gracia, hija de Manuel de Gracia (ver más arriba), nació en Madrid en 1965. Licenciada en Bellas Artes, especialidad de pintura, en 1988, desde 1989 viene exponiendo, primero en colectivas y en seguida en individuales en Madrid, Elche, Bilbao, San Sebastián, La Coruña, León, Vitoria... además de participar en varias colectivas de España y del Extranjero, pero volviendo siempre a Madrid.
A pesar de su juventud se ha convertido ya en un clásico de la sala Ansorena, que inunda cada dos años con los colores naturales y auténticos de los mundos más o menos lejanos que recorre con su paleta repleta de esplendores, con la fuerza eterna del paisaje y la novedad sorprendente de las vanguardias como desafío.
Más de una docena de importantes distinciones jalonan la obra de esta joven pintora de la que dijo un crítico y poeta, Carlos Aganzo, que "había encontrado en la luz su aliado personal".
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